A Elisita.
Eres
princesa de un cuento
que
antes de ayer te contara,
un
cuento de árboles dulces,
de
mariposas rosadas,
de
gnomos y de pequeñas
flores
silvestres del alba.
¿Recuerdas
que en ese cuento
la
luz del sol te llevaba
hacia
el lugar de los sueños,
sueños
de nardo y albahaca,
y
por la noche la luna
en
su luz tan suave y blanca
te
traía dos estrellas
para
encender la esperanza?
Era
un sueño transparente,
como
nacimiento de agua,
donde
bebías la vida
que
en ti se queda y te abraza.
Te
negabas a salir
del
cuento que te contara
y
pedías tiernamente,
con
chispas en la mirada,
que
ese lugar fuera eterno
y
no perdiera su magia.
Y
ahí quedamos las dos:
tú,
con tu risa de nácar,
yo,
entregándote ilusiones
que renacen en tu infancia.
que renacen en tu infancia.