ADIÓS
Su
adiós en mi garganta
es
brusco marchitar de piel silente
cayendo en la vertiente
con
una laxitud que se agiganta.
Murió
la fértil planta
entre el humo del fuego evanescente
unido
al continente
que
llora desencantos cuando canta.
Me
persigue la roca
sin
tener vocación de pedernal
ni
de yermo paisaje.
Cuando
el sueño me toca
se
deshacen mis cuerdas de su mal
y
soy del oleaje.