A
tantos años luz sigo la huella
prendida
a este vivir sin cobertura,
camino
y pedregal de la atadura
al
borde de un delirio que destella.
Inmersa
en los costados de una estrella
prodigo
mis deseos en la hondura
del
alma desbordada de amargura
y
del rojo calor de mi epopeya.
¿Cuántos
pasos me quedan para unir
lo
que el viento rompió con su fiereza
y
la luna apagó con sus eclipses ?
¿Cuánta
herida me queda por sufrir ?
¿Cuánta
luz para ser en la grandeza
que
muere y resucita en tus elipses?