Sedimentos
heridos el pasado bombea
entre
válvulas suaves prendidas al desvelo
sin
más escapatoria que ocultar el recelo
allá
donde el deslumbre se equivocó de tea.
Claroscuro
gigante con ritmo de disnea,
paciente
en su envoltura, recatado en su celo,
forja
redes de plata esquivando el libelo
escrito
en la traición que subyace en platea.
y pugna el estallido, con su forma encantada,
por
hundir maniobras de plomo sin piedad
en
vertientes ocultas a los pies de una cruz.
Ya
el espacio se crece en la fe quebrantada
y
cálidos impulsos ofrecen su bondad.
¡Al
fin late en el pecho un manantial de luz!
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