Para
mi noche quiero luna llena
en
el centro feliz de tu presencia
cubriendo
las nostalgias con esencia
de
unas flores de luz sin sed ni pena.
Quiero
un velero blanco en mar serena
con
sus velas plagadas de inocencia
sujetas
al sabor de la impaciencia:
intenso
palpitar de vida plena.
Quiero,
mientras la savia en movimiento
construya
una pasión que salta y fluye,
donde
nacen los sueños nacarinos.
Quiero, porque querer es mi sustento,
cuando
el azul del agua se diluye
en
átomos de besos peregrinos.
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