POEMAS
Son
flores, son espinas, fuego y nieve,
esparcidos
montículos de arena,
soñadores
tocados de inocencia,
desorden
transitorio de mis leyes.
Son
de tierra alejada de laureles,
carcasas
del reclamo, luz sin vela,
prolongados
insomnios en mis venas.
Son
caras del espejo que me entiende.
A
veces se acomodan al recreo
en
el íntimo espacio de mi carne,
sabiendo
que mi alma los persigue.
A
veces se descuelgan de mis dedos,
curiosos
por sentir las tempestades
en
las que torpemente sobreviven.