Te
busco al despertar de cada día
con
un nuevo calor en mi cintura
y
un ramo de ilusiones en la oscura
vertiente
donde antaño te perdía.
Te
busco. sin ropajes ni cadenas,
mariposa
salvada del olvido
sujetando
en los hombros lo perdido
y
la vida golpeándome las venas.
Si
me encuentras acógeme en tu boca
aunque
la luna vierta sal amarga
al
borde de la nube que descarga
un
maleficio duro como roca.
Si
por amar rozamos la locura
por
no amar seríamos la muerte
con
su abrazo de nada, frío, inerte,
en
la fosa que guarda la tortura.
Vayamos
al lugar donde los ríos
no
saben de fronteras ni temores
y
las aves no ocultan sus amores.
¡Creamos
en los cuerdos desvaríos!