domingo, 30 de marzo de 2014

DESANDAR


















DESANDAR



Desandar para asir el tacto suave
de una senda cubierta de amapolas.
Aspirar el hechizo de las horas
ausentes de pecados capitales.

Moverse en el compás inigualable
que los prados proyectan con sus hojas
más puras y lozanas, como alondras
sujetas a pasadas realidades.

Sin ánimo de huir hacia el vacío,
recuperar el don que nos enlaza
a sutiles encantos sensitivos.

En la cálida unión del sol y el vino,
brindar con un gran sorbo de luz blanca.
Desandar,  y  vivir lo no vivido.

*



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