martes, 28 de abril de 2015

ADIÓS























ADIÓS


Su adiós en mi garganta
es brusco marchitar de piel silente
cayendo en la vertiente
con una laxitud que se agiganta.

Murió la fértil planta
entre el humo del fuego evanescente
unido al continente
que llora desencantos cuando canta.

Me persigue la roca
sin tener vocación de pedernal
ni de yermo paisaje.

Cuando el sueño me toca
se deshacen mis cuerdas de su mal
y soy del oleaje.



2 comentarios:

  1. Un adiós precioso reflejado en este soneto de bellísimos versos polimétricos, que dejan constancia, una vez más, de cómo el dolor es capaz de hacer florecer belleza en estado puro. En este caso, belleza poética.

    Placer leerte, releerte y aprender. Abrazos calurosos.

    ResponderEliminar
  2. Un honor recibir de ti, enorme poeta, tan hermoso comentario.

    Un abrazo grande con mi cariño y admiración, querida Candela.

    Pilar

    ResponderEliminar