domingo, 3 de enero de 2016

AL TIEMPO




















Amigo y enemigo de mi vida,
me quitas, y me ofreces lo que resta
en la línea dorada de una apuesta
que rechaza el dolor de cada herida.

Te posas en mi piel, casi vencida,
y me engañas con signos de una fiesta
cuando miro al espejo, sin respuesta,
porque mudo ha quedado en su guarida.

Este juego insensato y divertido,
donde  las fichas blancas no se mueven
con ráfagas de vientos,

no me deja rendida en lo perdido
mientras labios amantes me renueven
mis puros sentimientos.




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