Salitre
concentrado en sus mejillas,
ardor
de mares límpidos y peces
arañan
ese bronce sin dobleces
que
fuera capitán de humildes quillas.
Ausente
su figura, de puntillas,
resume
travesías y estrecheces,
remiendos
para unir sus pequeñeces
a
punto de doblar sus dos rodillas.
Timón
sobre unas olas desoladas,
amigas
del ayer y desafío,
navega ya repleto su equipaje.
El
viento le promete madrugadas
de
redes sin ningún escalofrío
a
su barco de luz en abordaje.
Al
sol sin homenaje
un
corazón en vuelo de gaviotas
será
del pescador su firme anclaje.
Hermosura de soneto en loor a esos pescadores que todo lo entregan de forma abnegada y leal. Aplausos, aplausos.
ResponderEliminarMis sinceras felicitaciones y un fuerte y animoso abrazo, amiga mía.
Bien se merecen los abnegados pescadores, cuyo trabajo tan duro no es reconocido, un sincero homanaje.
ResponderEliminarMuchas gracias, querida Candela, por unirte a él.
Un abrazo enorme.
Pilar